¡Excelente día, tarde o noche!
Soy Alma Gpe. Chan Haaz y sean bienvenidos a mi blog el cual fue creado con el fin de compartir mi experiencia inicial de incorporación; conforme se desarrolla el siguiente escrito identificarán los desafíos, contrastes entre otros acontecimientos.
Ingreso a la docencia en la Educación Básica en el 2018, me encuentro recién egresada en una situación semejante al ciclo escolar 2017-2018, es decir, a mi servicio social en el último grado en de la Escuela Normal Superior del Benemérito Instituto Campechano. Durante el ciclo pasado estuve a cargo de cuatro grupos de tercer grado en la Escuela Secundaria Técnica No.28, cada clase tenía un promedio de 35 alumnos. Ahora me encuentro frente a seis grupos (cinco de primer grado y uno de segundo) y cada clase tiene un promedio de 25 alumnos.
Aunque ambas escuela se encuentran en el mismo municipio (Campeche) tienen muchas diferencias, la población estudiantil es de turno vespertino, el índice de alumnos que trabajan o ayudan a sus padres es elevado, el contexto social debe ser más vigilado que en la mañana, tenemos el reto de trabajar con alumnos que han reprobado en otras escuelas, muchos de ellos donde el ambiente familiar es delicado y al mismo tiempo enfrentan cambios físicos y psicológicos.
A pesar que desconocía a qué grupos le impartiría la materia de Inglés decidí prepararme. Gracias a mi servicio social, tenía muy claro que debía contextualizarme con la comunidad, con la escuela, con mis alumnos. Preparé test de estilos de aprendizaje, socioeconómicos, de diagnóstico, sobre sus intereses y expectativas hacia la materia.
Llegó el día oficial del inicio a clases y es desde entonces mi responsabilidad acondicionar el salón con anticipación, organizo los espacios, asientos, materiales, etc. Es cansado pero necesario, ya que sólo hay 20 minutos entre el turno vespertino y matutino para preparar todo. Mi primera impresión fue que los alumnos me primer año me preguntaban sobre el funcionamiento de la escuela (por un momento pensé "vaya, no han notado que es también mi primer año"), pude responder sus dudas gracias a que el director, subdirector y coordinador me proporcionaron documentos como reglamento, organigrama hasta la ruta de mejora escolar que fue diseñada en la fase intensiva el cual no estuve presente porque todavía no tenía un nombramiento. El segundo paso era saber de ellos, para ello recurrí a la observación y muchas veces incluso compartíamos el receso, son estos momentos cuando me di cuenta que hay mucho por hacer tanto por ser la primera vez que estudiarán el idioma tanto la atención que cada uno necesita.
Empecé a hacer uso del organigrama conociendo y comunicándome con todo el personal de la escuela quienes amablemente comparten en la idea de hacer y dar lo mejor posible de cada uno. Poco a poco se ha podido tener buenos resultados, pero aún hace falta con la respuesta de los padres.
Otro de los retos son asuntos administrativos que no experimenté en el servicio social, protocolos que establece de manera particular cada escuela, sin embargo he podido realizarlos mediante la comunicación con otros compañeros dentro y fuera de la escuela. El ambiente laboral es bueno, hay compañerismo entre el personal de apoyo, administrativo, autoridades, docentes y esto se percibe por el alumnado, tanto que el comportamiento es recíproco.
Conocer a los alumnos, nos permite conocernos como docentes, como adultos guías: la sana convivencia y la comunicación han sido el soporte de mi materia y seguro lo es de cualquier otra. Escuchar a nuestros alumnos no es suficiente, en los primeros días aprendí que todo eso hay que reflejarlo en nuestros métodos, estrategias y materiales didácticos pero sobre todo en nuestra actitud docente, ya que antes de ser alumnos primero son seres humanos y tal como lo enfatiza Rita Pierson en su discurso "Every child needs a champion", pues debemos establecer conexiones para que exista el aprendizaje.
Gracias por leer.